Es verdad que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Pero hay cosas que no quieres que se acaben nunca. Una de ellas es irte de Erasmus. Y si encima te vas de Erasmus a Perugia este sentimiento se multiplica por mil. Lo siento, pero a mi con Perugia me pasa como con el Atleti, que no atiendo a razones. Mantengo y mantendré que Perugia es la mejor ciudad (o pueblito) para irte de Erasmus. Y como muestras tengo mil botones y millones de momentos vividos allí que demuestran científicamente lo que digo. Y es que, las cosas como son, pero Italia me ha dado un montón de alegrones este año. Entre ellos, y pese al miedo de los pesimistas de siempre, caer eliminada ante España en cuartos de la Eurocopa. Este año no podía acabar el cuento de otra manera...
Es una tontería intentar resumir en un post lo que es un año de Erasmus. Y más con la mala capacidad de síntesis que tengo, que rápido me voy por las ramas. Ten en cuenta que cuando llegues a Perugia vas a alucinar con todo. Como ya he dicho en otras ocasiones, te va a recordar a un campamento a los que ibas de pequeño. Sólo que este mola más y dura un año. Pero una vez que regreses no vas a parar de arrepentirte de lo bonito e ideal que era el mundo allí. Es muy difícil aceptar que algo tan genial se ha terminado. Lo mejor es que cuando veas que el fin está cerca intentes visualizar como va a ser la conclusión de la aventura. Eso dicen los especialistas, aunque no sé si funcionan realmente esos ejercicios...
Te lo vas a pasar como un niño, cabrón. Aún así llegarán momentos en los que los estudios achuchen un poco. En esos momentos debes acordarte de que exámenes hay muchos a lo largo de la vida y tu aventura italiana, por el contrario, tiene fecha de caducidad. Tú verás que te compensa más, majete. Tienes que darte caprichos, es muy difícil que vayas a disfrutar de un año parecido en tu vida. No estoy diciendo que te conviertas en un irresponsable, sino que, ahora que tienes la oportunidad, te des a la buena vida. Perugia es un sitio increible donde puedes vivir como un marqués. No te estoy diciendo que vayas con la billetera por delante soltanto pasta como un loco, sino que tienes que saber disfrutar de los pequeños placeres que te da Perugia.
Mientras estaba de Erasmus (no hace ni un mes que volví a España, tampoco seamos dramáticos) ya era consciente de lo cojonudo que era lo que estaba viviendo. Pero ahora en Madrid soy mucho más consecuente de lo maravilloso que era aquello. Es muy duro volver del paraiso para encerrarse en el metro, cumplir horarios, currar... volver a ser un poco responsable, en pocas palabras. El tema de volver a casa con padres también tiene su aquel... Pero bueno, para nada es el fin del mundo. Estoy intentando convencerme poco a poco de que mi deber es alegrarme por el lujo de año que he tenido. Un año que según pase el tiempo cada vez voy a valorar más.
Ciao, ciao, Perugia...
Y nada, querido lector, que ya sé que te he tenido olvidadísimo. Pero bueno, eso es señal de que en Perugia no te aburres un sólo momento. Si me hubiera aburrido habría escrito mil entradas en el blog. Que no haya actualizado desde marzo es buena señal. Por cierto, ¡ya me hubiera gustado a mi que alguien me hubiera hablado con tanta ilusión de Perugia antes de partir para allá!
Por último, quería decir que la gente que he conocido allí tiene gran parte de la culpa de haber hecho de que este año haya sido un año increible. En eso si que no te envidio nada. Es más, creo que eres tú el que me tiene que tener envidia a mí porque te has perdido la mejor promoción Erasmus española de la historia. Gente de todos los colores, pero gente maravillosa. No se puede tener todo, amigo...
¡Amigos y amigas Peruginos, muchos besos y abrazos a todos!
¡Seguimos funcionando!